El peligro de ir al supermercado. Marketing para que comas peor.
Para comer mejor, “más mercado y menos supermercado”. Esta famosa frase esconde una verdad incómoda para muchos: El supermercado contribuye de una forma clara a una peor alimentación.
En este artículo os explicaré que tiene de malo hacer la compra en el supermercado y repasaré algunas de las estrategias que utilizan para manipularnos y que compremos más.
¿Qué tiene de malo el supermercado?
Es muy sencillo. Su objetivo económico es venderte cuantos más productos mejor, y para desgracia nuestra, la mayoría de lo que venden son productos procesados perjudiciales para la salud.
Como cualquier otra empresa, utiliza el marketing para vender más, y es aquí donde reside el problema de ir al supermercado: Son establecimientos perfectamente diseñados para manipular nuestra forma de consumir y consiguen que compremos más basura alimentaria. En definitiva, el marketing convierte la visita al supermercado en un momento riesgo para nuestra alimentación.
Marketing dentro del supermercado
Esta rama del marketing se llama “retail marketing”. Su premisa es la siguiente: “ya que has venido a comprar, vamos a conseguir que compres lo máximo posible”. Algunas de las estrategias que utiliza son las siguientes:
– Te fuerzan a seguir un camino predeterminado. Como bien sabrás, lo consiguen poniendo los productos de primera necesidad al fondo. De esta manera logran que en tu recorrido te cruces con los pasillos de comida basura y otros productos que en principio no ibas a comprar. Otra forma de obligarte a que recorras todos los pasillos es cambiar algunos productos de lugar para que los tengas que buscar.
– Lo que quieren venderte está a la altura de tus ojos y desde luego no quieren venderte lo más sano, sino lo más rentable. Las empresas pagan un precio más alto para situarse en este hueco privilegiado y vender más. Además, justo al lado suelen colocar productos procesados que comparten la misma receta, como una salsa de tomate situada al lado de la pasta. ¡Qué casualidad!
– Ofertas en grandes carteles. No te dejes engañar, en muchas ocasiones el descuento es mínimo o existe un producto más barato. Como siempre, el criterio para poner la oferta es de rentabilidad, no de salud.
– Un carrito de la compra bien grande. Varios estudios de marketing demuestran que tenemos la necesidad mental de llenar el carro. La conclusión es fácil: Pon carritos más grandes que la gente los va a llenar comprando más.
– Chucherías y otras porquerías en las cajas. Los productos expuestos en las cajas se seleccionan con mucho cuidado. Generalmente ponen los productos que solemos comprar de una manera impulsiva (sin reflexionar) y los van cambiando según los resultados de ventas. Por si fuera poco, ponen productos cuyo objetivo son los niños, para que se encaprichen de ellos y exijan a sus padres la tan preciada e insana “chuchería”.
– Control de nuestro estado de ánimo: Está perfectamente estudiado. Ciertos estados psicológicos provocan que compremos más. Simplemente se trata de llevarnos a ese estado y nuestra predecible mente humana hará el resto. ¿Cómo lo consiguen? Favoreciendo un ambiente relajado, con una temperatura adecuada, música lenta de estilo familiar y a bajo volumen, olores adecuados a cada zona de compra, etc.
– No solo sucede en supermercados. Todas estas técnicas de retail marketing o marketing en el lugar de compra se aplican a cualquier comercio: gasolineras, quioscos, farmacias, etc. En el fondo, la idea es sencilla: Estudian el comportamiento humano ante diferentes “escenarios de compra” y eligen el escenario capaz de manipularnos con más eficacia para que compremos más.
Envases y formato del producto
El envase y el formato del producto también son factores que el marketing tiene muy en cuenta. Incluso aunque el contenido sea el mismo, la forma en la que se vende puede darte el empujón que faltaba para que te decidas a comprarlo. Se trata de darle a cada cual lo que busca.
– Envase verde y con muchas plantas o frutas. Indudablemente relacionamos todo lo vegetal con lo natural. Así nos engañan a los que queremos comer más “bio”.
– Diseño del envase para manipular a niños: Dibujos coloridos, de supehéroes, de animalitos, etc. para tus hijos. Esto es el colmo de los colmos porque pretende manipular a los niños indefensos.
– Envases que sugieren perder peso. Por ejemplo ponen un báscula, personas delgadas, fotos de antes / después.
– Nutrientes de moda en mayusculas y bien grandes. De nuevo, ofrecen justo lo que quiere la gente, aunque sea sólo en el envoltorio. Por ejemplo, cuando ponen “sin gluten” en alimentos que de forma natural no lo llevan.
– Etiquetas difíciles de entender. Es una forma de esconder los ingredientes indeseables. Por ejemplo el aceite de palma o los azúcares tienen diferentes nombres para que sea más difícil detectarlos.
– Porciones grandes. A todos nos gusta que nos den más por el mismo precio, incluso aunque sea comida basura! Lo que quizá no sabes es que el tamaño de las porciones está íntimamente asociado a la obesidad.
Ofertas y regalos trampa
Como sabrás, existen promociones de muchos tipos pero todas tiene algo en común: Su objetivo es vender más. Aquí algunos ejemplos:
– Ofertas del día o del mes repartidas por todo el supermercado. Por un lado, consiguen venderte aquello que les interesa y por el otro consiguen que te recorras todo el super en busca de ofertas.
– Packs ahorro y precios con muchos nueves. Transmiten la sensación de que son más baratos aunque el ahorro sea mínimo o inexistente.
– Tarjeta de fidelización: Mucha gente no sabe que a través de estas tarjetas estudian tu consumo de forma milimétrica. Saben cuanto compras y cada cuanto tiempo. Pueden deducir como es tu familia y hacerte publicidad dirigida. En resumen, pueden manipularte más de cerca.
– Regalos para niños o para mayores. Es increíble lo eficaz que resulta este viejo truco. Nos regalan algo barato y acabamos comprando algo que no queremos ni necesitamos.
5 Posibles soluciones
1. Conocer la realidad: Lo primero que necesitas para defender es ser consciente de que el objetivo del supermercado es económico y comprender que va a poner todo su empeño en venderte productos insanos.
2. Más mercado y menos supermercado. Así empezó este artículo. Sin duda te recomiendo hacer la compra en el mercado: evitarás la tentación de comprar productos procesados, compraras productos de temporada, de mayor calidad y posiblemente de proximidad.
3. Haz la compra por internet. Es una forma de ahorrar tiempo y evitar tropezarte con todos los productos procesados que no quieres comprar.
4. Ves con lista de la compra y no te salgas de ella. Planificar el menú semanal y la compra facilita comer sano y puede ayudar a desperdiciar menos comida y por tanto a ahorrar.
5. Lee este artículo: 10 consejos para hacer una compra saludable.
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