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Un tema que está de moda, la libertad.
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Yo creo que sí, al menos en una buena parte. Aunque hay quien dice que, por ejemplo, el confinamiento nos priva de nuestra libertad.
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Yo ahí no me meto que no es lo mío. Lo mío es la nutrición.
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Y si hablamos de libertad nutricional, siento decirte que no somos tan libres como pensamos.
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Tiene que ver con nuestra naturaleza humana y con nuestros sentidos.
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Estarás de acuerdo conmigo en que como humanos, respondemos a los estímulos de entorno.
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Hay estímulos que nos provocan felicidad, otros nos enfadan o nos dan sueño, pero de alguna manera alteran nuestra conducta.
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Si hablamos de nutrición, lo que sucede es que la comida que tenemos alrededor, influye (y mucho) en nuestras elecciones alimentarias.Y esto no lo digo y, lo dicen numerosos estudios.
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Es decir, quien tiene un frutero en el centro de la mesa, acaba comiendo más fruta. Y quien tiene un fuet colgado en la puerta, acaba comiendo fuet cuando aprieta el hambre de antes de una comida.
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Pero cuidado,
El entorno nutricional no es solo lo que tenemos en casa (aunque esto es lo más importante) o la panadería de enfrente.
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También es entorno nutricional lo que cocina tu abuela o lo que le gusta a tu pareja, los horarios que te obligan a comerte un bocata porque se te ha hecho tarde o incluso el número de teléfono de la pizzería que tienes guardado en favoritos.
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Todo lo anterior, lo que te rodea, influye en lo que eliges para comer y por tanto influye en tu peso y tu salud.
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Así que aquí viene el consejo. En realidad son 2 consejos.
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1. Sé consciente de que tu entorno influye en lo que comes. Sólo el hecho de conocerlo te ayudará a entender muchas cosas sobre tu conducta alimentaria.
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2. Modifica tu entorno para que te resulte más fácil elegir mejor lo que comes. No luches contra un entorno hostil, mejor cámbialo para que esté de tu parte.
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